LA ARQUITECTURA TRADICIONAL DEL VALLE DEL GENAL
(Puerta de cuadra en un pasadizo de Cartajima)
Estas líneas pretenden clarificar algunos elementos, y tipologías arquitectónicas, que se dan, más o menos, en los quince pueblos que conforman el llamado Valle del Genal, en la vertiente sur de la Serranía de Ronda.
Esta arquitectura ha sido ninguneada frente a otras zonas del antiguo Reino de Granada como las Alpujarras y, en menor medida, la Axarquía; la arquitectura de estas tres zonas es muy similar, siendo más parecida la del Genal y la de la Axarquía entre sí, ambas malagueñas.
Se ha identificado esta arquitectura tan particular como de raigambre morisca, siendo dos elementos muy reconocidos los llamados tinaos y el uso del agua, elemento claramente nazarita.
(Pasadizo, reformado, en Cartajima)
Los tinaos, llamados así en la Alpujarra, son unas soluciones arquitectónicas para dotar de más espacio a una vivienda creando una estructura de viguería sobre una vía pública, creando un pasaje público; en el Genal se denominan pasadizos.
Estos pasajes de origen morisco son abundantes en el Valle del Genal, quedan ejemplos en Cartajima, Parauta, Alpandeire, Benadalid o Jubrique, dentro de los pasadizos es común la existencia de accesos a viviendas o cuadras.
(Arquitectura popular de raigambre morisca en Atajate)
Otro elemento caracterizador de la zona, casi perdido, es el teñido que sufrían las puertas, ventanas y vigas, eran pintadas comúnmente en rojo o verde y, en menor medida, en azul; estas mismas tonalidades se ven en las ya mencionadas Alpujarras y Axarquía, además de verse en los pueblos del Rif.
Un elemento muy significativo de raigambre morisca son los llamados adarves, calles sin salida que dan la privacidad necesaria en el mundo islámico, además de tener uso defensivo al ser fácil para un invasor perderse por estos callejones.
(Adarve en Cartajima)
Estos adarves se dan en la práctica totalidad de los pueblos del Genal, hay ejemplos en Cartajima, Alpandeire, Atajate, Benadalid, Genalguacil, Gaucín, etc.
Un rasgo común de todos estos pueblos es que sus iglesias sean del siglo XVIII, época de bonanza en la que se construyeron también muchas casas señoriales, destacando las de Cartajima, Alpandeire, Atajate, Benalauría y Benarrabá.
(Casas señoriales del siglo XVIII en la calle Ronda de Cartajima)
De estas iglesias del siglo XVIII destaca sobremanera la de Alpandeire, llamada la Catedral de la Serranía, también son de esta centuria la de Benadalid, la de Algatocín, la de Benarrabá, la de Jubrique (muy desfigurada) o la de Genalguacil.
De las primitivas iglesias que se levantaron alrededor de 1505 quedan algunas como la de Parauta, la de Pujerra, la de Cartajima, la de Júzcar (muy reformada), los restos de la de Atajate o la de Benalauría, son muy simples, renacentistas y aprovechan las mezquitas anteriores.
(Calle Vieja de Atajate, a la izquierda casa señorial del siglo XVIII)
Se dice que los campanarios de Igualeja, de Parauta, de Cartajima, de Júzcar o el que tuvo la de Atajate, son los antiguos alminares que fueron reutilizados en las nuevas construcciones.
El campanario de Igualeja si está demostrado que era el alminar de la antigua mezquita, pero actualmente está muy reformado (y la iglesia es moderna).
(Calle típica de Atajate)
En Júzcar está probado que la primitiva iglesia usaba de campanario el antiguo alminar, probablemente el que tiene actualmente, aunque reformado, se dice que este alminar se podía mover con la fuerza de un hombre y que estaba hecho por el maestro de maestros del arte de la albañilería.
Otro elemento reseñable son los molinos que pueblan este valle, algunos de ellos jalonados con pinturas murales del siglo XVIII, que salvo excepciones están en el más absoluto de los abandonos.
Concluyendo, decir que todo este patrimonio único no tiene protección alguna y estamos muy cerca de perderlo, pero también muy cerca de conservarlo para poder legarlo a las generaciones venideras, pese a que la tónica actual sea legar un mar de cemento rodeado de castaños y encinas.
Comentarios
Publicar un comentario