La Mina del Rey Moro
Hay en Ronda un lugar
único, ese es la Mina del Rey Moro, se trata de una coracha nazarí construida
probablemente entre los siglos XIII-XIV, los siglos de mayor esplendor de la
dinastía nazarita; baja escalonadamente desde la Meseta de Ronda al río
Guadalevín, dentro de la Mina se encuentra la famosa Sala de los Secretos,
debido a su magnífica acústica desde una esquina de la sala a la opuesta se
pueden mantener conversaciones.
Las corachas nazaríes
cumplían la función de transportar agua (existe otra coracha en Ronda, la cual
llevaba agua a la Alcazaba) y esta no podía ser menos, eran cautivos cristianos
los que llevaban el agua desde lo hondo del tajo hasta la Madina, de ahí viene
la expresión “No te veas en Ronda acarreando zaques”, algunos cronistas hablan
inclusive de 400 cautivos cristianos; como dato curioso, las cadenas que
portaban estos esclavos cristianos fueron llevadas a la ciudad de Toledo y allí
descansan en la fachada de la iglesia del Monasterio de San Juan de los Reyes
(foto 8).
En el siglo XVII, el
archiconocido escritor rondeño Don Vicente Espinel, describió la Mina en su
obra “Las relaciones de la vida del escudero Marcos de Obregón”, dice que
contaba con 365 escalones, uno por cada día del año, hoy día la Mina tiene
menos bastantes menos escalones (algo más de 200), algunos dicen que en las
sucesivas reparaciones que ha sufrido la Mina han disminuido los escalones y
otros no dan credibilidad a la tesis de Espinel.
La Mina, constituye el
único vestigio islámico de la (mal)llamada Casa del Rey Moro, esta casa se
edificó a comienzos del siglo XVIII y la constituían cuatro edificaciones
separadas que fueron unidas entre sí por la Duquesa de Parcent cuando las
adquirió; ella, Trinidad von Scholtz-Hermensdorff, adquirió toda esa acera de
la Cuesta de Santo Domingo (entonces calle del Marqués de Paradas) y la demolió
desde la Casa del Rey Moro hasta el final de la calle en las inmediaciones del
Arco de Felipe V y allí mandó hacer los jardines que podemos disfrutar hoy día,
diseñados por el paisajista francés Forestier.
En época nazarí, la
entrada a la Mina y la propia muralla debieron ser los únicos elementos que
existían en la actual Cuesta de Santo Domingo.
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